martes, 29 de junio de 2010

Texturas

Los humanos no podemos vivir totalmente solos. En la pirámide de necesidades humanas, elaborada por el psicólogo estadounidense Abraham Maslow, aparecen, después de las necesidades físicas y de seguridad (hogar, salud, bla bla), las necesidades de afiliación, que es todo lo que tiene que ver con lo social.
Por eso, hay que aprender las formas de crear puentes con el otro; aceptar que siempre habrá diferencias, y acariciarlas; no vivir de prejuicios y estar alerta, porque lo brillante del otro puede aparecer de repente; no comportarse basándose solamente en lo que nos deja cada momento, sino ver como está el de al lado; respetar la locura de cada uno; no temer a ser sensible, ponerse el uniforme de piel humana; ver a los demás como son en la medida de lo posible, y no las apariencias; aceptar que uno se puede equivocar; cuidar y dejarse cuidar. Básicamente, comprender que nadie vive sin amor.
Lo expresado en el párrafo anterior no lo leí ni escuche de ningún psicólogo, sino de un distinto, un adelantado, que hace poco se detuvo momentáneamente, para que el resto de los mortales podamos alcanzarlo; ahí vamos. Fuerza Gustavo.

viernes, 25 de junio de 2010

Thelma y Louise

La necesidad de “escapar” de alguna manera de la realidad que uno vive es algo que creo que a todos se nos plantea en algún momento. Dos días en la vida nunca vienen nada mal, a lo mejor de eso se trata vivir, dice la letra de un tema reconocido de un famoso cantautor rosarino.
En el Manifiesto Surrealista, André Bretón, sustentándose en las teorías Freudianas sobre el psicoanálisis, plantea la existencia paralela de otra realidad, la del inconsciente, los sueños, etcétera.
Desde mi humilde lugar, no me queda más que darle las gracias a Freud, a Bretón y a todos los que hicieron su aporte en la justificación de la existencia de esta realidad paralela, en la cuál uno se puede refugiar cuando en la otra hace mucho frío. Total, soñar no cuesta nada (frase trillada si las hay) y la vida misma se encarga de que vuelvas a la realidad real.

lunes, 21 de junio de 2010

Sincericidio Nº 11

Me tienen podrido Waka Waka, Wawing your flag (en cualquiera de sus lamentables versiones) y cualquier canción relacionada al Mundial; ni siquiera yendo a bailar te salvas de estas torturas para nuestro sistema auditivo.
Tampoco me gusta esta nueva moda de que ahora los rankings de lo que sea no pueden ser Top Five o Top Ten, ahora tienen que ser once (no se dan cuenta que Top Eleven suena como el orto).

jueves, 17 de junio de 2010

Friends will be Friends

Los rótulos de las relaciones que no son de sangre nunca me interesaron demasiado. Los encasillamientos en general me aburren bastante, y mas aún en este tema: ¿Cuál es el sentido de ponerle un par de símbolos icónicos a algo que es un sentimiento / sensación, cualquiera que sea?
Sin embargo, el significado de la palabra amistad siempre me hizo ruido, sobretodo por tratarse de un concepto subjetivo cuyos límites cada vez parecen estar menos marcados (sino me creen, revisen su Facebook y/o otras redes sociales).
En el emblemático tema de Queen que da título a este post, Freddy Mercury expresa la idea de que amigos son esos que te dan cuidado y atención cuando lo necesitas.
A la definición de Freddy, yo le agregaría que son esas personas que te ayudan a recordar que en esta vida estamos de paso, y que en ese paso no hay que escatimar en ciertas cosas.

viernes, 4 de junio de 2010

Un desierto en Transilvania

Drácula, perdido y atormentado, se escondió detrás de un cactus en el medio del desierto. De repente, escucho el ladrido de un perro, al cuál aparentemente no le quedaba mucho de tiempo de vida. La situación era por demás extraña, el desastre era inminente.
Eran algo así como las seis de la mañana y el sol empezaba a asomar; después de largas horas detrás del cactus, Drácula se decidió a caminar por el desierto. El silencio característico del mismo lo perturbaba, lo sacaba de sí mismo y por sobre todas las sensaciones, lo atemorizaba. Era como si un fantasma lo persiguiera sigilosamente.
Drácula continuó caminando, con la inmersa sensación de vivir una realidad irreal, hasta que un estado inminente de deshidratación lo ayudo a poner los pies de vuelta sobre la tierra, pero solo por un rato. Su urgente necesidad de beber algo volvió a quebrar su ya debilitada psiquis.
Una alucinación lo llevo a arrojarse al caliente suelo del desierto, creyendo haber visto un pozo con un poco de agua. Una vez en el suelo, el agua no estaba, pero, sorpresivamente, Drácula por primera vez pudo disfrutar el silencio del desierto. Un silencio que sería eterno.