El arte, en sus distintas expresiones y en innumerables ocasiones, juega con la idea de muerte. En una explicación dada por Sigmund Freud acerca de porqué las tragedias griegas tenían en su época tanta aceptación como el programa de Tinelli en la actualidad, él explicaba que la clave radicaba en que el espectador, después de identificarse con el personaje que sufre distintas malas situaciones, consigue despegarse del displacer generado gracias a la distancia real que lo separa de dicho personaje, consiguiendo de esta forma llegar a una situación de placer.
Y si la muerte es el displacer más grande, porque de ella no hay vuelta atrás, el arte lo que hace en muchas de sus expresiones es tratar de exorcizarla, porque ella siempre viene detrás.
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