"Sábado, cinco de la tarde: Juliana y Marcos se encuentran en una mesita al sol en un bar de algún barrio porteño. Ella pide un café, él una cerveza. Empiezan a charlar.
El final era anunciado. La relación venía boyando hace varios meses. Ella estaba cansada de su irritante parsimonia. Él ya no toleraba su histeria. Media hora después de que el mozo sirva el pedido, cuatro años de vivencias, proyectos y sueños quedaron en el billete de dos pesos que él dejó como propina."
El derrumbe de una relación en la que uno pone lo mejor de sí conlleva (en el mejor de los casos) un período de adaptación al nuevo escenario que la vida te pone enfrente, que no suele ser sencillo de abordar. Como dice un tema de Coldplay, "the hardest part was letting go, not taking part". Traducido, la parte más difícil de este proceso suele ser dejar atrás el viejo escenario, aprender a tenerlo en la mente como una parte del pasado, pero no anclarse en él y tratar de arreglarlo, operación cuya dificultad suele ser similar a la de jugar al billar con un hilo dental en lugar de un taco.
Dejamos atrás el pasado, perfecto. ¿Dónde vamos ahora? No hay donde ir. Vuelta al pasado.
No hay que asustarse, es parte del proceso. Hay un viejo refrán que dice que se ve mejor del lado de afuera hacia adentro que del lado de adentro hacia afuera.
Y llegar a ubicarse afuera implica tiempo, el que cada persona necesite para hacer su duelo y seguir adelante, con la proa en el norte y la cruz en el sur. La cruz siempre va a estar atrás nuestro, siguiéndonos. Por eso hay que ir hacia el norte, bajo toda circunstancia; nunca dejar que nos alcance, aunque sepamos que en algún momento lo va a hacer.
Quedó y quedará sin respuesta el asunto de hacia dónde ir. Será cuestión de romper el costurero, y salir a descoser.
sábado, 6 de noviembre de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
Golf
Esta tarde, mientras me soportaba a mí mismo como podía a causa de una rinitis que me tiene los huevos al plato, me puse a ver un torneo de golf, que se estaba jugando en un campo al lado del mar en Escocia y por lo que pude entender de lo que decían los comentaristas, se trataba de uno de los torneos más importantes.
Yo no entiendo mucho de golf, pero pude apreciar que soplaba muchísimo viento y que, por lo tanto, parecía que la cancha le estaba ganando a los jugadores más que los jugadores a la cancha. Sin embargo, los tipos mantenían la cordura, la sonrisa y los buenos modales (no se si por costumbre o porque están pseudo-obligados a hacerlo), y cada tanto (o cuando hacían un buen tiro), se permitían festejar y joder un poco con el público.
En el final de la transmisión de hoy (aparentemente el torneo sigue sábado y domingo), hubo un hecho bastante emocionante: En el último hoyo (creo que se dice así), un yankee de unos 60 años llamado Tom Watson, después de pegar el primer tiro se arrimó a un puente de piedra que había en la cancha y lo besó; después, se subió al mismo, desde donde saludó al publicó (que lo ovacionó) y una banda de fotógrafos se mataban para conseguir “la foto” de este tipo. Unos minutos después, cuando terminó de jugar el hoyo, las lágrimas se apoderaron del viejo, que había quedado eliminado. Por lo que explicaron los de la transmisión, las lágrimas no fueron de tristeza por quedar eliminado, sino de emoción porque era su último torneo. Por lo que entendí, este tipo fue un jugador de la puta madre (¿el Maradona del golf?) y se estaba retirando.
Desde cierto punto de vista, vivir se parece mucho a jugar al golf, porque siempre hay momentos en que la vida te va a superar. En esos momentos, hay que poner la mejor cara, bancarsela, pensar que vendrán tiempos mejores, pero tratando de disfrutar de lo que hay en ese momento particular que estás viviendo, porque probablemente nunca lo puedas volver a repetir.
Yo no entiendo mucho de golf, pero pude apreciar que soplaba muchísimo viento y que, por lo tanto, parecía que la cancha le estaba ganando a los jugadores más que los jugadores a la cancha. Sin embargo, los tipos mantenían la cordura, la sonrisa y los buenos modales (no se si por costumbre o porque están pseudo-obligados a hacerlo), y cada tanto (o cuando hacían un buen tiro), se permitían festejar y joder un poco con el público.
En el final de la transmisión de hoy (aparentemente el torneo sigue sábado y domingo), hubo un hecho bastante emocionante: En el último hoyo (creo que se dice así), un yankee de unos 60 años llamado Tom Watson, después de pegar el primer tiro se arrimó a un puente de piedra que había en la cancha y lo besó; después, se subió al mismo, desde donde saludó al publicó (que lo ovacionó) y una banda de fotógrafos se mataban para conseguir “la foto” de este tipo. Unos minutos después, cuando terminó de jugar el hoyo, las lágrimas se apoderaron del viejo, que había quedado eliminado. Por lo que explicaron los de la transmisión, las lágrimas no fueron de tristeza por quedar eliminado, sino de emoción porque era su último torneo. Por lo que entendí, este tipo fue un jugador de la puta madre (¿el Maradona del golf?) y se estaba retirando.
Desde cierto punto de vista, vivir se parece mucho a jugar al golf, porque siempre hay momentos en que la vida te va a superar. En esos momentos, hay que poner la mejor cara, bancarsela, pensar que vendrán tiempos mejores, pero tratando de disfrutar de lo que hay en ese momento particular que estás viviendo, porque probablemente nunca lo puedas volver a repetir.
jueves, 8 de julio de 2010
Ella
El arte, en sus distintas expresiones y en innumerables ocasiones, juega con la idea de muerte. En una explicación dada por Sigmund Freud acerca de porqué las tragedias griegas tenían en su época tanta aceptación como el programa de Tinelli en la actualidad, él explicaba que la clave radicaba en que el espectador, después de identificarse con el personaje que sufre distintas malas situaciones, consigue despegarse del displacer generado gracias a la distancia real que lo separa de dicho personaje, consiguiendo de esta forma llegar a una situación de placer.
Y si la muerte es el displacer más grande, porque de ella no hay vuelta atrás, el arte lo que hace en muchas de sus expresiones es tratar de exorcizarla, porque ella siempre viene detrás.
Y si la muerte es el displacer más grande, porque de ella no hay vuelta atrás, el arte lo que hace en muchas de sus expresiones es tratar de exorcizarla, porque ella siempre viene detrás.
domingo, 4 de julio de 2010
Delirio mundial
Se me ocurrió pensar lo bueno que sería que acontecimientos del carácter del mundial de fútbol que está llegando a su fin sirvan para que mucha gente tome conciencia de que todos vivimos en el mismo mundo y la humanidad es una sola, más allá de la bandera a la que se corresponda cada uno, y que la competencia quede en los límites del terreno de juego.
Por desgracia, lo que uno puede percibir (por lo menos en estas latitudes) es exactamente el efecto contrario y una pelota de cuero (o del material que sea la Jabulani) es capaz de sacar a flote las peores miserias humanas; y lo que escribí en el primer párrafo por ahora no es más que una ingenuidad.
Por desgracia, lo que uno puede percibir (por lo menos en estas latitudes) es exactamente el efecto contrario y una pelota de cuero (o del material que sea la Jabulani) es capaz de sacar a flote las peores miserias humanas; y lo que escribí en el primer párrafo por ahora no es más que una ingenuidad.
martes, 29 de junio de 2010
Texturas
Los humanos no podemos vivir totalmente solos. En la pirámide de necesidades humanas, elaborada por el psicólogo estadounidense Abraham Maslow, aparecen, después de las necesidades físicas y de seguridad (hogar, salud, bla bla), las necesidades de afiliación, que es todo lo que tiene que ver con lo social.
Por eso, hay que aprender las formas de crear puentes con el otro; aceptar que siempre habrá diferencias, y acariciarlas; no vivir de prejuicios y estar alerta, porque lo brillante del otro puede aparecer de repente; no comportarse basándose solamente en lo que nos deja cada momento, sino ver como está el de al lado; respetar la locura de cada uno; no temer a ser sensible, ponerse el uniforme de piel humana; ver a los demás como son en la medida de lo posible, y no las apariencias; aceptar que uno se puede equivocar; cuidar y dejarse cuidar. Básicamente, comprender que nadie vive sin amor.
Lo expresado en el párrafo anterior no lo leí ni escuche de ningún psicólogo, sino de un distinto, un adelantado, que hace poco se detuvo momentáneamente, para que el resto de los mortales podamos alcanzarlo; ahí vamos. Fuerza Gustavo.
Por eso, hay que aprender las formas de crear puentes con el otro; aceptar que siempre habrá diferencias, y acariciarlas; no vivir de prejuicios y estar alerta, porque lo brillante del otro puede aparecer de repente; no comportarse basándose solamente en lo que nos deja cada momento, sino ver como está el de al lado; respetar la locura de cada uno; no temer a ser sensible, ponerse el uniforme de piel humana; ver a los demás como son en la medida de lo posible, y no las apariencias; aceptar que uno se puede equivocar; cuidar y dejarse cuidar. Básicamente, comprender que nadie vive sin amor.
Lo expresado en el párrafo anterior no lo leí ni escuche de ningún psicólogo, sino de un distinto, un adelantado, que hace poco se detuvo momentáneamente, para que el resto de los mortales podamos alcanzarlo; ahí vamos. Fuerza Gustavo.
viernes, 25 de junio de 2010
Thelma y Louise
La necesidad de “escapar” de alguna manera de la realidad que uno vive es algo que creo que a todos se nos plantea en algún momento. Dos días en la vida nunca vienen nada mal, a lo mejor de eso se trata vivir, dice la letra de un tema reconocido de un famoso cantautor rosarino.
En el Manifiesto Surrealista, André Bretón, sustentándose en las teorías Freudianas sobre el psicoanálisis, plantea la existencia paralela de otra realidad, la del inconsciente, los sueños, etcétera.
Desde mi humilde lugar, no me queda más que darle las gracias a Freud, a Bretón y a todos los que hicieron su aporte en la justificación de la existencia de esta realidad paralela, en la cuál uno se puede refugiar cuando en la otra hace mucho frío. Total, soñar no cuesta nada (frase trillada si las hay) y la vida misma se encarga de que vuelvas a la realidad real.
En el Manifiesto Surrealista, André Bretón, sustentándose en las teorías Freudianas sobre el psicoanálisis, plantea la existencia paralela de otra realidad, la del inconsciente, los sueños, etcétera.
Desde mi humilde lugar, no me queda más que darle las gracias a Freud, a Bretón y a todos los que hicieron su aporte en la justificación de la existencia de esta realidad paralela, en la cuál uno se puede refugiar cuando en la otra hace mucho frío. Total, soñar no cuesta nada (frase trillada si las hay) y la vida misma se encarga de que vuelvas a la realidad real.
lunes, 21 de junio de 2010
Sincericidio Nº 11
Me tienen podrido Waka Waka, Wawing your flag (en cualquiera de sus lamentables versiones) y cualquier canción relacionada al Mundial; ni siquiera yendo a bailar te salvas de estas torturas para nuestro sistema auditivo.
Tampoco me gusta esta nueva moda de que ahora los rankings de lo que sea no pueden ser Top Five o Top Ten, ahora tienen que ser once (no se dan cuenta que Top Eleven suena como el orto).
Tampoco me gusta esta nueva moda de que ahora los rankings de lo que sea no pueden ser Top Five o Top Ten, ahora tienen que ser once (no se dan cuenta que Top Eleven suena como el orto).
jueves, 17 de junio de 2010
Friends will be Friends
Los rótulos de las relaciones que no son de sangre nunca me interesaron demasiado. Los encasillamientos en general me aburren bastante, y mas aún en este tema: ¿Cuál es el sentido de ponerle un par de símbolos icónicos a algo que es un sentimiento / sensación, cualquiera que sea?
Sin embargo, el significado de la palabra amistad siempre me hizo ruido, sobretodo por tratarse de un concepto subjetivo cuyos límites cada vez parecen estar menos marcados (sino me creen, revisen su Facebook y/o otras redes sociales).
En el emblemático tema de Queen que da título a este post, Freddy Mercury expresa la idea de que amigos son esos que te dan cuidado y atención cuando lo necesitas.
A la definición de Freddy, yo le agregaría que son esas personas que te ayudan a recordar que en esta vida estamos de paso, y que en ese paso no hay que escatimar en ciertas cosas.
Sin embargo, el significado de la palabra amistad siempre me hizo ruido, sobretodo por tratarse de un concepto subjetivo cuyos límites cada vez parecen estar menos marcados (sino me creen, revisen su Facebook y/o otras redes sociales).
En el emblemático tema de Queen que da título a este post, Freddy Mercury expresa la idea de que amigos son esos que te dan cuidado y atención cuando lo necesitas.
A la definición de Freddy, yo le agregaría que son esas personas que te ayudan a recordar que en esta vida estamos de paso, y que en ese paso no hay que escatimar en ciertas cosas.
jueves, 10 de junio de 2010
viernes, 4 de junio de 2010
Un desierto en Transilvania
Drácula, perdido y atormentado, se escondió detrás de un cactus en el medio del desierto. De repente, escucho el ladrido de un perro, al cuál aparentemente no le quedaba mucho de tiempo de vida. La situación era por demás extraña, el desastre era inminente.
Eran algo así como las seis de la mañana y el sol empezaba a asomar; después de largas horas detrás del cactus, Drácula se decidió a caminar por el desierto. El silencio característico del mismo lo perturbaba, lo sacaba de sí mismo y por sobre todas las sensaciones, lo atemorizaba. Era como si un fantasma lo persiguiera sigilosamente.
Drácula continuó caminando, con la inmersa sensación de vivir una realidad irreal, hasta que un estado inminente de deshidratación lo ayudo a poner los pies de vuelta sobre la tierra, pero solo por un rato. Su urgente necesidad de beber algo volvió a quebrar su ya debilitada psiquis.
Una alucinación lo llevo a arrojarse al caliente suelo del desierto, creyendo haber visto un pozo con un poco de agua. Una vez en el suelo, el agua no estaba, pero, sorpresivamente, Drácula por primera vez pudo disfrutar el silencio del desierto. Un silencio que sería eterno.
Eran algo así como las seis de la mañana y el sol empezaba a asomar; después de largas horas detrás del cactus, Drácula se decidió a caminar por el desierto. El silencio característico del mismo lo perturbaba, lo sacaba de sí mismo y por sobre todas las sensaciones, lo atemorizaba. Era como si un fantasma lo persiguiera sigilosamente.
Drácula continuó caminando, con la inmersa sensación de vivir una realidad irreal, hasta que un estado inminente de deshidratación lo ayudo a poner los pies de vuelta sobre la tierra, pero solo por un rato. Su urgente necesidad de beber algo volvió a quebrar su ya debilitada psiquis.
Una alucinación lo llevo a arrojarse al caliente suelo del desierto, creyendo haber visto un pozo con un poco de agua. Una vez en el suelo, el agua no estaba, pero, sorpresivamente, Drácula por primera vez pudo disfrutar el silencio del desierto. Un silencio que sería eterno.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)